La provincia del Santa
cuenta ya con una tradición lírica reconocida a nivel nacional, y es que desde
la segunda mitad del siglo pasado, con la aparición de las primeras muestras
individuales y las primeras agrupaciones de poetas, esta tradición comenzó a
enraizarse con la única certeza de que para tiempos actuales sería toda una
realidad.
Chimbote, en aquel
panorama creativo, era todavía una sola y vasta jurisdicción, sin el actual
fraccionamiento que presenta desde hace dos décadas dividiéndolo en los
distritos de Chimbote (al norte) y Nuevo Chimbote (al sur), razón por la cual,
los enfoques del trabajo literario hecho en esta parte de la costa de Ancash
tenían la vastedad de una única circunscripción. Pero ahora, para nadie es un
secreto que existen sensibles diferencias entre ambos distritos, algunas de las
cuales van más allá de las meras características demarcatorias. Nuevo Chimbote
—en comparación con el «viejo» distrito de Chimbote— es percibido como un
territorio de promisorio capital humano, con un crecimiento ordenado y una
proyección urbana que parece seguir un verdadero patrón de modernidad; lo cual
ha hechoque el distrito sureño logre una importante individualidad y, gracias a
ello, sea observado y aquilatado hoy como un territorio que comienza a ganar su
propia identidad.
II
Sobre la base de esta
premisa, no me parece prematuro ofrecer muestras del trabajo creativo
desarrollado al interior del distrito. En el caso particular de este volumen
que congrega la producción lírica, el lector encontrará un repaso de lo hecho
por sus agentes teniendo como patrón la cronología promovida por sus años de
nacimiento, sin descartar, obviamente, sus verdaderos lugares de procedencia,
pues estos servirán para comprobar el carácter joven de Nuevo Chimbote.
Atraídos por la gran
trasformación social y económica suscitada con el fenómeno de la pesca
industrial y las oportunidades laborales accesorias a esta, los primeros
habitantes del sur de Chimbote fueron inmigrantes del resto del país que
definieron aquí su residencia, experimentando el peso de la nostalgia por el
terruño dejado y —a la vez— su condición de vecinos de un territorio donde
emprendían una forma de vida distinta. Urbanizaciones primigenias como Buenos
Aires, Bruces y Bellamar acogieron a un primer grupo de foráneos organizados en
minisociedades de empresarios, empleados públicos, profesionales, pescadores,
etc., para conformar el punto de partida de esa gran aventura ciudadana
denominada posteriormente Distrito de Nuevo Chimbote.
Y esta historia ha sido
también el soporte para la presencia de sus artistas y escritores. De este
modo, poetas como Manuel Arteaga Rosales y Óscar Zevallos Marín, naturales de
las serranías de La Libertad y Ancash, respectivamente, saben cantarle a su
tierra de origen, y, sin embargo, son llamados también por temas de índole
universal como las que atañen la sensibilidad social y existencial. Pero el
trabajo expresivo y estilístico de estos dos poetas trasluce todavía el temblor
de un arte con evidentes signos iniciáticos, es decir, escriben más por el
impulso que produce la conmoción de sus espíritus que por pensar en hacerse de
una carrera literaria con los cuidados técnicos que ésta exige. Tal
característica es, por supuesto, el reflejo del carácter juvenil de una
sociedad como la chimbotana, donde no existen aún las condiciones ni los
requerimientos para un arte mejor logrado.
Pero Nuevo Chimbote es
también cuna de una de las instituciones educativas que sin duda favoreció el
reciente y acelerado desarrollo cultural de la provincia: la Universidad
Nacional del Santa. Debido a suinstitucionalización previa a la creación
oficial del distrito, es posible contar actualmente con una importante
promoción de profesionales, entre los que se encuentran serios creadores
literarios. Docentes y estudiantes de esta universidad, gracias al rigor
intrínseco que incumbe a todo centro superior de estudios, supieron ofrecer una
poesía mejor lograda. Poetas como Ricardo Cotrina Cerdán (docente) y egresados
como Azágar, Maribel Alonso, Pablo Moreno, Elmer Coral o, los más jóvenes, Juan
Onzer y Viscely Zarzosa, han brindado sus primeros escarceos líricos en
paralelo a su desempeño profesional o estudiantil. Ya sea escribiendo en
silencio (Alonso), orientando a los estudiantes (Cotrina), conformando
agrupaciones literarias o editando revistas especializadas (Azágar, Moreno,
Coral, Onzer, Zarzosa), estos poetas consiguieron manifestar (y todavía lo
hacen) sus logros estéticos con el necesario amparo académico que exige en
tiempos actuales una labor tan sensible como la poesía.
Lo mismo ha ocurrido
con Denisse Vega Farfán, doblemente estimulada en su formación universitaria,
pues si bien estudió Derecho en la Universidad César Vallejo (donde obtuvo sus
primeras preseas literarias), pasó también por la Universidad Nacional del
Santa (UNS) conformando el Taller de Arte Palamenco, en el cual es seguro que
cinceló mejor su espíritu creador; mientras que Sonia Paredes Soto, que en un
primer momento estuvo alineada a agrupaciones de poetas instituidas en la UNS
(como Trincheras y El Universalismo), estudió luego Educación, reforzando así
su formación personal y profesional.
Insular —con referencia al contexto académico
chimbotano— es el caso de Augusto Rubio Acosta, quien, formado en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima), llegó a nuestra provincia a
vivir su experiencia creativa y difusora de la mano del Grupo de Literatura y
Arte Isla Blanca, pero siempre teniendo a Nuevo Chimbote como referente
cultural y personal.
Se trata pues de poetas
de los nuevos tiempos, nuevos como este distrito que necesita conocer la obra
creativa de sus hijos, pues solo así el actual poblador neochimbotano sabrá
reconocerse como tal y valorarse en su independencia cultural.
III
La presente muestra no
es una antología ni una selección con sentido cancelatorio, sino más bien un
mosaico que pretendo poner de modelo en función del acopio de material
realizado para este volumen, tomando en cuenta —no obstante— a poetas con una
presenciadistinguible dentro del distrito, ya sea en tiempos pasados, presentes
o con una proyección en el tiempo percibida como cierta. Se trata, en suma, de
un criterio tan importante como es el de la conciencia creativa, es decir la
identidad del poeta como tal, decidido a enfocar su rumbo vivencial por ese
camino.
No he condicionado esta
muestra a un parámetro temático ni estilístico. Aquí se encuentra la libertad
del creador con todas sus aflicciones y esperanzas, con el cúmulo de su
experiencia estética e íntima, desnudo ante un lector que sabrá aquilatar su trabajo
desde sus propios referentes lectorales. Se trata de un trabajo, además que, en
lo personal, debo agradecer al escritor Víctor Hugo Alvítez, quien me ha
brindado buena parte de la bibliografía consultada, gracias a su labor frente
al Centro de Documentación Regional «Ancash».
Queda pues en vuestras
manos el objetivo final de esta primera muestra de la creación lírica en Nuevo
Chimbote. Y es que será con la lectura de este libro como se cerrará el círculo
de esta maravilla que es el trabajo literario ahora que asoma como una porción
certera del rotundo repertorio cultural de este distrito. Porción que los
invito a disfrutar en toda su dimensión con el cariño y paciencia que merecen
nuestros poetas locales.
Fuente: Vientos del sur, imagen de la poesía neochimbotana. Fondo Editorial de Nvo. Chimbote, 2012
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